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"Parte de la curación está en la voluntad de sanar" Séneca

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miércoles, 2 de octubre de 2013

Paciente Quirúrgico. Carlos López

EL PACIENTE QUIRÚRGICO
Podemos considerar que un paciente es quirúrgico cuando después de realizar el proceso de enfermería, el diagnóstico final nos lleva a tomar la decisión de que debemos intervenir al paciente quirúrgicamente. Es aquí cuando comienzan el período perioperatorio al que se somete el paciente quirúrgico, dicho período se divide en tres fases características (preoperatorio, intraoperatorio y postoperatorio).
La fase preoperatoria comienza cuando se toma la decisión de intervenir quirúrgicamente al paciente y termina cuando el paciente entra en quirófano. En el momento del preoperatorio, el profesional de enfermería debe estar capacitado para detectar las necesidades básicas que se alteran en el paciente que va a ser sometido a cirugía. El enfermero/a debe elaborar una historia de enfermería centrada en el paciente que va a ser sometido para así poder anticiparse a los problemas de salud  que pudiera presentar este y suponer un riesgo quirúrgico (alteraciones cardiacas, respiratorias, de coagulación, renales, hepáticas…), es decir, los enfermeros/as debemos recabar información acerca del paciente y así poder elaborar un plan de cuidados adaptado al paciente, y complementando el historial  médico, de esta forma garantizaremos una atención de calidad.
Una vez recogidos y comprobados los datos, debemos preparar al paciente para la intervención. Está en nuestra mano el intentar reducir los temores y miedos que el paciente presenta ante el proceso de intervención quirúrgica. Otro punto a tener en cuenta es que debemos mantener informado al paciente en todo momento, el paciente debe saber quién le operará, qué tipo de cirugía se le realizará, los riesgos, el pronóstico, etc. Así como aclararle una y otra vez todas las dudas que este nos presente en cuanto a la intervención quirúrgica.
Cuando el cirujano haya determinado el tipo de intervención el enfermero/a determina el tipo y extensión de preparación de la piel, con el objetivo de reducir el riesgo de infección de la herida en el postoperatorio, además, dejando al paciente en ayunas reduciremos el riesgo de broncoaspiraciones en el momento de la anestesia. El paciente realizará su higiene personal y valoraremos la presencia de lesiones o heridas en la zona de la piel a preparar, así como posibles alergias a soluciones. La mañana antes de la intervención se le indica que orine y se le facilitará el vestuario que ha de llevar al quirófano. Se procede al traslado del paciente al quirófano.
                La fase intraoperatoria comienza cuando el paciente entra en el quirófano y termina cuando ingresa en la unidad de recuperación postanestésica (URPA). Durante todo este proceso, la enfermería tiene una enorme responsabilidad, ya que en todo momento debe velar por el mantenimiento de la seguridad y bienestar del paciente. Multitud de actividades diversas son las que realizan los enfermeros/as en esta fase, desde la recepción del paciente en el área quirúrgica , posterior colocación del paciente en la mesa de operaciones o la preparación de todo el instrumental necesario para realizar la intervención. El quirófano se trata de un área en la que se debe mantener las mejores condiciones de asepsia posibles, el equipo quirúrgico (cirujano y sus ayudantes, médico anestesista, enfermero/a instrumentista y enfermero/a circulante) deben respetar en todo momento las normas de asepsia, mediante un protocolo de actuación y una indumentaria quirúrgica apropiada.
Debemos tomar en consideración que la posición del paciente en la mesa de intervenciones deber ser segura, y para ello se deben tener en cuenta determinados aspectos , como conseguir una exposición óptima de la zona operatoria, prevenir compromisos respiratorios y circulatorios, proporcionar buen acceso a la vía aérea y canalizaciones venosas, proteger todos los sistemas corporales, prevenir la formación de trombos, proporcionar confort y calor, etc.
El paciente debe haber llegado a la antesala del quirófano habiendo recibido la información necesaria para llevar a cabo el postoperatorio. Deberemos aclarar dudas y tranquilizar al paciente manteniendo la tranquilidad y una actitud de empatía con el paciente.
                El postoperatorio comienza cuando finaliza la intervención quirúrgica y el paciente es trasladado a la unidad de recuperación postanestésica (URPA) y finaliza una vez que este es dado de alta de la URPA y llega a la planta de hospitalización. El postoperatorio inmediato es una fase muy crítica y el paciente necesita una vigilancia constante por parte de los profesionales de enfermería, para prevenir complicaciones derivadas de la anestesia o el procedimiento quirúrgico. Los pacientes salen de la URPA cuando han despertado de la anestesia y sus signos vitales son estables. El periodo de permanencia en la URPA varía entre treinta minutos hasta 24-48 horas. Finaliza cuando el paciente es trasladado a la UVI, a la unidad de planta o a su domicilio. Lo normal es que todo transcurra con éxito, pero pueden aparecer complicaciones, como por ejemplo: reacciones a la anestesia, hipoxemia, broncoaspiración, taquicardias, retención urinaria, dolor, psicosis postoperatoria, etc. Durante este período el enfermero/a lleva a cabo actividades que están más relacionadas con ayudar al paciente a recuperar sus funciones vitales y orientarle. Es muy importante mantener en todo momento a la familia informada sobre las necesidades del paciente.










Carlos López S

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